LA ESCRITURA FENICIA

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.

 

LA EXTRAORDINARIA INVENCIÓN FENICIA DEL ALFABETO.

La invención de la escritura alfabética se viene atribuyendo a los fenicios. Alrededor del siglo X a.C., ya han quedado plenamente establecidas las formas escritas, a base de un alfabeto de veintidós consonantes que no incluye ninguna vocal.

En 1904, el inglés Flinders Petrie descubrió cerca de Sarabit el-Kkdem, en el Sinaí, un centro minero egipcio.Entre los hallazgos hechos por sus obreros bajo los arenales había unas tabletas de piedra, con signos de una escritura hasta entonces desconocida; símbolos individuales juntos, como si fueran letras.

Entusiasmado con el hallazgo, mandó Petrie empaquetar las tabletas cuidadosamente y se las llevó a Inglaterra, donde al cabo de diez años el genial sir Alan Gardiner logró descifrar el texto. Un signo parecido al cayado de un pastor, que aparecía a menudo, le hizo caer en la cuenta de que los signos individuales no eran símbolos de palabras o silábicos, sino en realidad símbolos fonéticos. Cuatro de ellos, que aparecían en la sucesión B-´-l-t, acabó por interpretarlos por el nombre de Baalat.  

Esto también era un indicio de la gente que había rasguñado la inscripción de la piedra.Sabido es que Baalat era la diosa principal de la antigua Biblos, cuyos habitantes comerciaban regularmente con el país de Egipto, del que a cambio de madera de cedro recibía, entre otras cosas, turquesas y cobre de las minas del Sinaí. No tendría nada de extraño que los reyes o mercaderes de Biblos tuviesen allí representantes para supervisar la extracción y el transporte del metal y las piedras finas. Y en tal caso, todo hacía creer que aquella gente dedicó las inscripciones pétreas a su reina celestial.

Que tal suposición responda o no a la realidad, en lo que, en todo caso, los expertos están de acuerdo es en que la escritura del Sinaí es el ejemplo más antiguo conocido de aplicación del alfabeto. El hecho se sitúa hacia el año 1500 a.C. Sus autores eran realmente cananeos, a sea, protofenicios del área libanesa-palestina.

También los cananeos desarrollaron más tarde la transcripción fonética. Los arqueólogos encontraron en Ugarit un verdadero silabario anterior a 1200 a.C., que contenía todos los signos de un alfabeto completo. Los habitantes de la ciudad destruida por los Pueblos del Mar parecen haber reducido el número de caracteres posibles desde los treinta originales a veintidós  y además lo simplificaron considerablemente en comparación con los signos del Sinaí.

A partir del signo en forma de cabeza de buey, con el que se abría el alfabeto fenicio, resultó una letra muy semejante a nuestra A; de un signo similar a una forma de valla la H, y la K de un signo parecido orientado hacia la izquierda.

Algo más tarde, hacia el 1000 a.C., se usaban en Biblos 23 signos que designaban consonantes desde la B a la W, algunas de las cuales no figuran en nuestras lenguas modernas. Si se juntaban estos signos formando palabras, por el sentido sentido podían deducirse las vocales omitidas.

Hacia la misma época que las letras, o algo después, se inventaron también nombres para ellas, pero eran descripciones que no correspondían a su valor fonético, sino que probablemente sólo servían de ayuda mnemotécnica.Así tenemos que la primera se llamaba aleph la cabeza del buey; la segunda, la casa, beth, y la tercera, la puerta, daleth.

Tal es el origen de las letras griegas alfa, beta,delta y de nuestras a, b, y d. Los fenicios no conocieron la c.

La hermosa escritura cursiva que adorna el sarcófago del rey Ahiram, y que se ha encontrado en otros catorce documentos pétreos más, también evolucionó, hacia el año 1000 a.C., a partir de variantes de los primeros símbolos sinaicos. Solamente se conocen estos ejemplos, que bastan, sin embargo, unidos a los hallazgos de Ugarit, para demostrar que fueron los fenicios los que de aquellos complicados sistemas egipcios y mesopotámicos adaptaron el instrumento simplificado, que entonces debió de ser casi una escritura taquigráfica.

Es de suponer que los primeros documentos escritos fueran cartas comerciales fenicias, pero como no se grababan en monumentos de piedra, como los textos dedicatorios, no se han encontrado ninguno.

Cómo y cuándo conocieron los griegos el alfabeto fenicio y lo adoptaron. tampoco lo sabemos. Herodoto supone que con Cadmos llegó a Beocia y que de allí paso a Atenas. También dice que los jónicos de las islas y del litoral "aprendieron" la escritura alfabética. Se cree que esta clase de "cursos" tuvieron lugar sobre todo en Melos, Tera y Creta, es decir, en las islas que estaban parcialmente ocupadas por los fenicios y que mantenían estrecho contacto con ellos. En todo caso, con lo inteligentes que eran, los griegos advertirían pronto las ventajas del nuevo sistema y comprenderían también que se basaba en un análisis lógico de los sonidos. Jamás olvidaron enteramente de dónde procedía, y la prueba es que durante mucho tiempo llamaron a su alfabeto phoinikia grammata, con caracteres fenicios.

Tuvieron, naturalmente, que modificar considerablemente la serie de letras de Biblos antes de poderlas usar en su propio idioma, tan rico en vocales. No les bastaban las solas consonantes semíticas. Con símbolos que no correspondían  con sonido alguno de los utilizados por ellos hicieron su allpha y su ómicrom, de una de las dos H semíticas formaron su epsilón y de la jot fenicia su ypsilón.

Inventaron, además, todo lo que faltaba: phi, chi, psi, y la gran O abierta, la omega.

Las ventajas del nuevo sistema eran obvias, enormes. En el espacio de un año sabían leer y escribir, el analfabetismo disminuyó y, a partir del siglo VIII a.C., ya se utilizaba la escritura den literatura. Aunque los rapsodas que entonces recorrían el país recitaron los versos de memoria, siempre los llevaban escrito consigo. Es muy posible que sin el alfabeto no existieran los grandes poemas épicos. Pero sobre todo, y esto fue casi lo más importante, en Gracia ya no tuvo razón de ser casta alguna de los escribas. La educación intelectual perdió el carácter profesional y monopolista. Todo aquel que no fuera tonto podía tomar parte en la vida cultural, y así podía enterarse realmente de quién era, a saber, un miembro de un poblado dotado de determinado carácter espiritual.

Sin la escritura, los griegos probablemente no habrían podido desarrollar su propia conciencia nacional, ni tampoco aquella ideología europea antiasiática que inspiró y dio alas a todas sus grandes empresas. También en este aspecto somos sus herederos...gracias a los fenicios.